PREGUNTAS Y RESPUESTAS FRECUENTES

¿Qué es el suelo pélvico?

El suelo pélvico o periné es el conjunto de músculos y membranas que cierran la parte inferior del abdomen, comportándose como una hamaca flexible de apoyo para la vejiga, el aparato genital interno (vagina y útero) y el recto.

La patología asociada al suelo pélvico deriva de los órganos que sostiene (recto, vagina-útero y vejiga), en la medida que la debilidad o disfunción de estos músculos del suelo pélvico ocasiona una mala posición de los órganos mencionados, ocasionando su descenso (prolapso) y pudiendo alterar la continencia urinaria y/o fecal.

La disfunción del suelo pélvico, que incluye principalmente la incontinencia urinaria, la incontinencia fecal y el prolapso uterino, afecta al menos a un tercio de las mujeres adultas.

¿Qué es un prolapso genital?

Debido al debilitamiento de las estructuras de sostén del suelo pélvico, la vejiga, el útero (o en su caso la cúpula vaginal en las mujeres operadas) y el recto pueden protruir a través de la vagina ocasionando molestias, como la sensación de peso, la aparición de “bultos” que soman por la vagina, dolor con las relaciones sexuales y erosiones en la mucosa vaginal expuesta.

¿Qué es la incontinencia urinaria?

Es un problema de salud con importantes consecuencias de carácter social y psicológico. Un porcentaje importante de las mujeres adultas se ven afectadas y, si se deja evolucionar, empeora la calidad de vida de forma notable, reduciendo la actividad física para evitar las fugas de orina, condicionando su vida social e, incluso, desencadenando trastornos como pérdida de seguridad y autoestima, depresión, retraimiento y ansiedad.

¿Qué es la incontinencia fecal?

La pérdida involuntaria de gases y/o heces ocurre frecuentemente, sobre todo en mujeres multíparas (han tenido varios partos) y con un pico de incidencia en adultos mayores de 65 años.

Aún cuando el tratamiento quirúrgico es el más efectivo, se debe tener en cuenta el manejo conservador: tratamiento médico dietético, etc.

¿Cuáles son las causas que originan la debilidad de la musculatura del suelo pélvico?

En el embarazo, tanto el peso del útero como el efecto relajador de las hormonas pueden debilitar el suelo pélvico.

El parto provoca lesiones musculares durante el periodo expulsivo.

Falta de estrógenos en postmenopáusicas: provocan pérdida de tono y flaccidez de los músculos perineales.

Intervenciones quirúrgicas sobre el periné.

Obesidad.

Estreñimiento.

Tos crónica del tabaquismo.

¿Cómo se pueden prevenir las patologías del suelo pélvico?

Hasta la fecha no se ha apreciado ningún factor que permita la identificación de una mujer con un suelo pélvico aparentemente normal y en la que, tras un parto por vía vaginal, se pueda desarrollar una disfunción del suelo de la pelvis.

En cambio, sí están definidas las circunstancias que promueven la disfunción y sobre las que se pueden desarrollar programas de prevención secundaria:

El estreñimiento crónico.

Prácticas deportivas que ocasionan un aumento repetitivo de la presión intraabdominal.

La obesidad.

Enfermedades respiratorias crónicas y grandes fumadoras que potencian con la tos vigorosa el desarrollo de efectos anatómicos.

¿En qué consiste el masaje perineal? ¿Es beneficioso?

Es una técnica sencilla que permite alcanzar mayor elasticidad de los tejidos alrededor de la vagina, reduciendo el riesgo de desgarros durante el parto, así como la necesidad de realizar episiotomía. Ayuda a prepararse para las sensaciones de presión y estiramiento que se sentirán a medida que la cabeza del bebé desciende. Conocer estas sensaciones ayuda a relajarse en lugar de ponerse tensa, facilitando la salida del bebé en el momento del parto.

¿Cómo puedo cuidar mi suelo pélvico?

Con el ritmo de vida que llevamos, olvidamos cuidarnos y nuestro suelo pélvico es fundamental, porque de su buen estado dependen la sexualidad, la micción y la defecación. Tenemos la tendencia a hacer todo deprisa y priorizamos la atención a nuestros hijos, al trabajo, etc. Sin embargo, nuestro bienestar físico y psíquico depende de algo tan sencillo como mantener hábitos de vida saludables; y esto también es válido para el cuidado de nuestro suelo pélvico.

Evita retener la vejiga llena por mucho tiempo (orina aproximadamente seis veces al día).

Cuando vayas a orinar o a hacer deposición deja que la vejiga o el recto se vacíen solos. No fuerces o empujes con los abdominales. Tómate tu tiempo.

Hidrátate adecuadamente, pero sin exceder los dos litros al día.

Realiza una adecuada higiene genital y cuida la flora natural de esa zona.

Cuida el sobrepeso y el estreñimiento con una dieta equilibrada rica en fibra, presente en frutas y verduras, sin olvidar el ejercicio físico.

Conoce tu suelo pélvico y fortalécelo en los momentos de tu vida que lo pueden dañar, como en el embarazo, el postparto o en la menopausia.

¿La cesárea previene problemas de pérdidas de orina en el postparto?

Las pérdidas de orina dependen de muchos factores y tener una cesárea no elimina completamente los riesgos. Los cambios hormonales, el aumento de peso, no fortalecer el suelo pélvico durante el embarazo, la edad, el estreñimiento, etc. son factores que también están relacionados con las pérdidas de orina tras el parto y, por eso, hay muchas mujeres con cesáreas que padecen este tipo de problemas. No se recomienda realizar cesáreas únicamente para reducir los riesgos de pérdidas de orina.

Si bebemos menos, ¿tendremos menos pérdidas de orina?

Si bebemos menos para evitar pérdidas de orina estaremos haciendo que la orina se concentre, lo que puede provocar infecciones de orina o irritación de la vejiga. Hay que estar convenientemente hidratada y beber la cantidad de líquido habitual (eso sí, lo ideal es no pasar de los 2,5 litros diarios y no beber antes de irnos a dormir).

¿Qué beneficios tiene el ejercicio de suelo pélvico en mi vida sexual?

Una musculatura pélvica fuerte y tonificada aumenta la capacidad de lubricación y la sensibilidad vaginal. Además, los músculos que se contraen y relajan durante el clímax estarán más fuertes, lo que se traduce en orgasmos más intensos y largos.

¿Qué es y en qué consiste el biofeedback electromiográfico?

Esta técnica es bastante frecuente en los tratamientos de obstetricia, urología, proctología y ginecología. Un sofisticado equipo registra en un gráfico la función biológica del organismo, incluyendo la actividad de los músculos del suelo pélvico. Gracias a un dispositivo electrónico podemos comprobar en pantalla si realizamos las contracciones de suelo pélvico correctamente.

¿Qué es y en qué consiste la electroestimulación muscular?

La electroestimulación muscular induce la contracción pasiva de la musculatura perineal y el esfínter uretral al aplicar una corriente eléctrica a través de la pared vaginal o anal. Combinado con el trabajo de nuestros ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico permite mejorar el tono, la fuerza y la velocidad de contracción de la musculatura.

¿El parto vaginal daña el suelo pélvico?

No nos engañemos: el parto vaginal siempre ocasiona un daño al suelo pélvico, en mayor o menor medida. El primer parto es el más dañino para el suelo pélvico. La salida del bebé a través del canal del parto provoca estiramientos y compresiones de las fibras musculares, fasciales y nerviosas del suelo pélvico en todas las mujeres. Es inevitable. Algunos estudios han demostrado que el estiramiento es tan grande que, si no fuera por los mecanismos protectores que genera el propio embarazo, los daños en las fibras musculares serían irreversibles. Esto va a provocar siempre un debilitamiento y descolgamiento de esta musculatura en el postparto inmediato.  En la mayoría de los casos ese debilitamiento se recuperará, pero en otros puede ocasionar a medio o largo plazo distintos grados de prolapso o incontinencia urinaria.

¿Qué es la episiotomía?

La episiotomía es un corte que se realiza para ensanchar el espacio a través del cual el bebé debe pasar durante el parto (nos referimos al tercio inferior de la vagina, anillo vulvar y periné). Se suele realizar por dos motivos: para acortar el período en el que la madre tiene que empujar (denominado período expulsivo) y para evitar la producción de desgarros en determinados casos:

En casos de posible riesgo de “sufrimiento fetal” en los que se pretende facilitar el período expulsivo: parto prematuro, fetos grandes, cabeza fetal mal posicionada, etc.

Asociada al uso de instrumental: forceps o ventosas.

Los expertos aconsejan un uso restrictivo de esta técnica y que se realice con buen juicio quirúrgico, ya que no hay una base científica que avale que previene los desgarros y muchas veces se ocasiona retracción del periné y dispareunia (dolor en las relaciones) durante algunos meses.

Una episiotomía secciona estructuras clave del sostén del suelo pélvico. Dependiendo de la “técnica de sutura” o reconstrucción, el suelo pélvico puede sufrir o no alguna lesión que ocasione complicaciones a medio o largo plazo.

¿Cuándo debo realizar la revisión postparto?

La revisión del suelo pélvico en el postparto se debe realizar entre la tercera y sexta semana después del parto. Es importante acudir a la revisión tras el parto y hacer rehabilitación dirigida por un fisioterapeuta de suelo pélvico, que tonifique la musculatura debilitada y, a la vez, flexibilice retracciones de la cicatrización y mejore la sexualidad posterior. Evidentemente, las circunstancias del parto harán que sea el profesional el que tome la decisión de si es o no necesario su uso. Pero es importante que la madre consulte sus dudas sobre este tema con su obstetra antes del parto (cuál es el protocolo del hospital o clínica en la que va a dar a luz, por ejemplo).

¿Es normal que se me escape la orina al estornudar, reír o coger peso?

Muchas mujeres con síntomas leves de suelo pélvico debilitado no acuden a un especialista porque creen que es normal que se les escapen unas gotitas de orina de vez en cuando, sobre todo cuando estornudan, hacen un esfuerzo o se ríen. Lo que sucede es que, lo que hoy es un leve síntoma al que no dan mayor importancia, puede agudizarse con la edad y convertirse en un problema real de salud que puede afectar a su calidad de vida. Los síntomas de incontinencia leve pueden aparecer en cualquier momento de la vida de una mujer. Se dan normalmente en las mujeres que han tenido partos por vía vaginal y se manifiestan con frecuencia después del parto, de forma esporádica o a partir de la menopausia. La buena noticia es que, si ante estos primeros síntomas se toma en serio y se hace a diario una sencilla rutina de ejercicios, el suelo pélvico recupera su tono en pocos meses.

¿Qué sucede con el suelo pélvico de una mujer en menopausia?

El envejecimiento progresivo, combinado con el término de producción de estrógenos por parte de los ovarios (la principal hormona femenina que regula la función de múltiples órganos), favorecen la aparición de alteraciones a nivel de suelo pélvico, como incontinencia urinaria y fecal, prolapso genital y anomalías en la sexualidad, cuyos síntomas afectan seriamente a la calidad de vida de la mujer.

La pérdida de masa muscular, que existe en esta etapa, también afecta al suelo pélvico, lo que provoca su debilitamiento. Algunos estudios han comprobado que el grosor del músculo que cierra la uretra se reduce un 3 por ciento cada año en las mujeres mayores.

Por otro lado, además se produce en la menopausia una alteración del tejido colágeno de sostén. Se ha podido comprobar en biopsias realizadas en pacientes postmenopáusicas operadas de cistocele (descenso de la vejiga a través de la vagina) que también hay una disminución de la cantidad de colágeno tipo 1, que es el que aporta la tensión adecuada en el sostén de los órganos. Igualmente, la elasticidad de los ligamentos que sostienen los órganos pélvicos, como el útero, disminuye. La capacidad de estirarse y acortarse de nuevo a su posición original después de un esfuerzo se pierde, por lo que los órganos se “descuelgan” y aparece el prolapso.

Otra alteración claramente realcionada con la menopausia es el deterioro que sufre la uretra, que es muy sensible al déficit hormonal, se atrofia y disminuye su riego sanguíneo, favoreciendo la aparición de molestias urinarias.

Si a todo este natural deterioro de los tejidos musculares y de sostén le unimos que casi todas las mujeres han pasado por uno o varios embarazos y partos, que ya sabemos que dañan el suelo pélvico, podremos entender por qué alrededor de los 50 años la mujer debe dedicar especial atención al cuidado y prevención de las alteraciones de su suelo pélvico.